-Los beneficios que se obtienen a través de la práctica del método Pilates en la niñez no terminan en el plano físico (fuerza, flexibilidad, velocidad, equilibrio, resistencia, coordinación, etcétera), también abarcan el desarrollo intelectual, social y emocional (autoestima, memoria, creatividad, ansiedad, agresividad...).
La infancia es el mejor momento par trabajar la capacidad de educar el cuerpo y la mente. Y Pilates introduce a los niños en el mundo de la salud y el deporte, motivándolos a practicar otras disciplinas deportivas y de trabajo postural.
Gracias a este método, los niños aprenden a mantener una postura correcta ante las situaciones más comunes de la vida diaria, como sentarse, agacharse o caminar, entre otras; y logran fortalecer los músculos del abdomen y la espalda.
El trabajo de la fuerza en los niños nos permitirá prevenir futuras lesiones articulares, ligamentosas y tendinosas. En estas edades, los tendones, los ligamentos, las cápsulas articulares y las estructuras óseo-articulares son muy plásticas y débiles porque todavía no están formadas.
-Las clases de Pilates deben adaptarse según la edad, y el desarrollo corporal, mental y motriz de los niños. A través de sus padres debemos conocer la historia del niño, sus hábitos, sus costumbres, sus gustos, etcétera, para poder crear una planificación individual adecuada y lograr motivar tanto al niño como a sus padres. También será importante la música y la ambientación utilizada.
-La edad ideal para comenzar en entre los 7 y los 8 años. Los ejercicios deben ser sencillos y progresivos.
El entrenamiento de la fuerza no debe comenzar antes de esa edad, ya que los estímulos de fuerza rápida y de resistencia serán muy positivos para el niño en esta etapa.
Los ejercicios de equilibrio son perfectos para que el niño muscule de forma dinámica y aprenda a equilibrar y conocer su cuerpo en cambio constante.
Los trabajos de flexibilidad tienen que hacerse con mucho cuidado, sobre todo, conociendo las limitaciones de la edad, pero con una progresión adecuada y una musculación paralela. Por ejemplo, un niño de diez u once años puede llegar a tener un grado de movimiento articular muy adecuado.
El trabajo de la musculatura de la espalda será vital para evitar la escoliosis y modificar las posturas de la columna vertebral causadas por el sedentarismo.
Cabe aclarar que el método Pilates sólo es recomendable para los niños y las niñas si se complementa con la práctica de otras actividades físicas, por ejemplo, la práctica de deportes grupales. Debemos evitar el trabajo con peso para evitar los riesgos de malformaciones, pérdida de capacidad elástica y lesiones.
El desarrollo de la fuerza no presenta grandes diferencias entre niños y niñas hasta los 13 años. El aumento de la fuerza en esta fase se debe a la coordinación intramuscular y al aumento del tamaño corporal.
-Las expectativas iniciales de los chicos pasan, simplemente, por conocer de qué se trata el método Pilates. Luego, estas expectativas se irán modificando a medida que el niño logre alcanzar sus objetivos y se sienta mejor con su condición física.
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